El sueño de tener vivienda propia se ha vuelto cada vez más costoso en República Dominicana. El aumento sostenido de las tasas hipotecarias —que ya superan el 14 %— y la inflación acumulada en los materiales de construcción, superior al 18 % en los últimos dos años, están modificando el ritmo del sector inmobiliario.
Como resultado tenemos: viviendas más caras, proyectos inmobiliarios más lentos y compradores más cautelosos. Pero también una oportunidad para que los desarrolladores se reinventen y apuesten por eficiencia, diseño inteligente y sostenibilidad.
Según reportes el promedio de las tasas hipotecarias en RD ha escalado por encima del 14 % anual, su nivel más alto desde la pandemia. Este incremento, que busca controlar la inflación general, impacta directamente el acceso al crédito de los compradores y el flujo de efectivo de los proyectos.
Un préstamo hipotecario que hace dos años representaba una cuota mensual de RD$ 30,000, hoy puede superar los RD$ 36,000 con la misma cantidad financiada.
Este cambio no solo reduce la demanda inmediata, sino que alarga los ciclos de venta y retrasa el retorno de capital para promotores inmobiliarios.
El incremento global en los precios de acero, cemento, arena y agregados ha tenido efectos directos en el país, se reporta que entre 2023 y 2025, el costo promedio de los insumos de construcción aumentó más de un 18%, una cifra que presiona los márgenes de los desarrolladores y encarece el metro cuadrado de obra terminada.
Para un proyecto residencial promedio, ese incremento puede representar entre RD$ 300,000 y RD$ 500,000 adicionales por unidad, dependiendo de los materiales y acabados.
Y aunque la demanda sigue activa, sobre todo en vivienda económica y media, el desafío ahora es mantener precios competitivos sin comprometer la calidad estructural ni el diseño.
Cómo estos factores alteran la ecuación final
A pesar de las dificultades, el mercado inmobiliario dominicano ha demostrado ser uno de los más resilientes del Caribe. La demanda interna sigue fuerte, el sector turismo impulsa la construcción y los nuevos esquemas de vivienda económica mantienen la rueda girando.
El reto para los próximos meses y el próximo año 2026, será innovar sin perder accesibilidad, equilibrar márgenes y encontrar formas creativas de seguir construyendo confianza y viviendas.